Todo a lo largo del Camino de Santiago encontramos montoncitos de piedras apiladas que originalmente se usaban para señalizar la ruta correcta y mostrar a los peregrinos que vinieran detrás una confirmación de que iban por el camino correcto.
Para los peregrinos que se dirigen a Santiago de Compostela, dejar piedras a lo largo del camino es una de las tantas tradiciones que se mantienen actualmente, aunque esta tradición ya no cumple la función de señalización.
Estas piedras ahora representan las penas, los miedos y los problemas que se dejan atrás cuando se depositan en algún montículo o sobre uno de los mojones tan característicos que marcan el camino.
Se pueden llevar piedras propias o por las penas o los problemas de otros que no han podido recorrer el camino y al hacerlo asumimos el compromiso de aliviar el dolor de otros, cargando la piedra y después depositándola casi como una ofrenda.
Todos tenemos alguna o muchas cosas que desearíamos dejar atrás, pero no todos hacemos la peregrinación a Santiago de Compostela. En mi mochila viajan las piedras de muchos amigos y ellos saben lo que representa cada una.
Para mí también es una forma de sentir que todos estos amigos me acompañan y que caminan a mi lado.
Al apilar cada una de estas piedras que me han encomendado o dejarla atrás, lo mismo pasará con lo que cada una representa para cada uno de sus “dueños”.
Ojalá yo hubiera podido dejar un montón de piedras que llevaba a mis espaldas
Aprender a soltar a veces es difícil… tendremos que seguir intentándolo!
Super interesante el articulo!!!