Balances

Muchas veces cuando llegan las fiestas se hace un balance del año transcurrido reflexionando sobre los logros del año, las pérdidas, lo que quedó pendiente… también es el momento de las famosas “resoluciones de Año Nuevo” que frecuentemente pronto pasan a ser un recuerdo más.

Pero en realidad cualquier momento es bueno para hacer un balance y rescatar todo lo bueno o positivo que hemos vivido, lo que podemos mejorar y lo que vamos a tratar de olvidar.

En mi caso, el uso de la bomba de infusión ha marcado un antes y un después.

Casi sin darme cuenta, poco a poco la diabetes había ido limitando algunas de mis actividades. ¿Cómo? Al igual que en una relación inevitable e ineludible, dejé de lado algunas cosas para poder atender a esta compañera, darle de comer en sus horarios, mantener siempre un ojo avizor vigilando que no invadiera absolutamente todos los aspectos de la vida cotidiana, dedicando tiempo extra a la cocina y así siempre estar preparada para atender sus necesidades, temer sus expresiones de descontento con hipoglucemias inesperadas que le podían llegar a robar varias horas a un día cuidadosamente planificado… Pero también hubo bastante de comodidad: era más fácil dejar de hacer algunas cosas que sumar un poco más de planificación y organización.

El miedo rayano en pánico a las hipoglucemias que llegaban sin aviso resultó en reducción de la carga laboral o en calcular plazos de entrega más amplios “por las dudas” a modo de buffer.

Con el uso de la bomba recuperé espacios, y tiempo disponible, para dedicar al disfrute y animarme a enfrentar nuevos y viejos desafíos.

Volví a hacer interpretaciones. Las había dejado por motivos que se relacionan directamente con la diabetes: es una situación que genera mucho stress y adrenalina, y es muy fácil que la glucemia se dispare a las nubes… Y por otro lado, en caso de hipoglucemia, es casi imposible hacer una pausa para comer algo y esperar que la glucemia se nivele ya que el desarrollo de la reunión, conferencia o negociación depende de la habilidad del intérprete de hacer su trabajo en forma eficiente, y no podía correr el riesgo de desbaratar la reunión o negociación porque mi cerebro se negaba a funcionar correctamente interrumpiendo totalmente la comunicación.

Con preparación previa en base a información confiable sobre el estado de mi glucemia, mirando cada tanto la curva de glucemia y su tendencia en la pantalla y haciendo ajustes según la situación, he recuperado la confianza que había perdido para dedicarme a esta parte de mi vida profesional que tanto extrañaba.