Los tatuajes son un tema sumamente controvertido en nuestra comunidad con diabetes, con posiciones encontradas y generalmente un altísimo grado de desinformación.
Soy perfectamente capaz de apreciar la calidad artística de muchos de ellos, pero en lo personal nunca fui una fanática de los tatuajes y en algunos casos hasta me resultaban desagradables… pero los años no vienen solos y todos podemos llegar a cambiar de opinión.
Obviamente lo consulté con mi médico y le pedí autorización. Él no es partidario de los tatuajes, pero es su opinión personal y no médica: podemos tener diferencias y su opinión médica es la que sigo, y en ese sentido, como mi control glucémico es “óptimo”, no había contraindicaciones.
Como tantas otras cosas, esto fue un “proceso”, le di muchas vueltas y la decisión final no la tomé de un día para otro, pero una vez que estaba tomada todo fue cuestión de poner primera y ponerme en marcha.
El diseño general ya estaba definido y yo quería algo pequeño pero que cumpliera su función: alerta médica que se entendiera en prácticamente cualquier lugar e idioma del mundo en caso de ser necesario.
Como la mayoría de mis amigos no tienen tatuajes, pedí asesoramiento a mis hijos (y sus amigos) para buscar un lugar confiable… y me contacté con WellDone Tattoos, que se portaron divinamente (¡qué antigüedad de frase!): le dieron un par de vueltas de tuerca a mi diseño para tener el definitivo, definimos el tamaño, aplicaron el transfer para estar seguros y empezamos!
¿Me dolió? Si. ¿Fue terrible? No. Pero estaba tan nerviosa ante lo desconocido que creo que los artistas tatuadores no se reían simplemente por educación.
Los motivos para hacerse un tatuaje son tantos como personas hay, pero creo que para mí fue la forma de testimoniar la aceptación que tanta sangre, sudor y lágrimas había costado: la diabetes es parte de mi vida… es para siempre, igual que un tatuaje…
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Con diabetes o sin diabetes, hacerse o no un tatuaje es una decisión muy personal, pero con diabetes hay ciertas pautas o lineamientos de seguridad que es conveniente seguir para evitar posibles problemas y dolores de cabeza. Y se dividen en tres grandes grupos: antes, durante y después.
Antes de hacer un tatuaje:
- Buscar un establecimiento que ofrezca garantías, que cuente con artistas experimentados y que cumpla con las condiciones de higiene necesarias para evitar posibles infecciones.
- Tener buen control metabólico y manejar valores de glucemia “en rango” ya que los valores altos o descontrolados aumentan el riesgo de infecciones y de una mala cicatrización.
Precauciones de seguridad estándar:
- La aguja que se utilice debe ser completamente nueva y esterilizada.
- El artista debe esterilizar su máquina con autoclave después de usarla con cada cliente.
- Los recipientes de la tinta deben ser desechables/descartables.
El día “D”:
- Ir siempre acompañados de alguien (familiar o amigo) que nos pueda ayudar en caso de sentirnos mal.
- Informar al artista tatuador que tenemos diabetes.
- Pedirle al artista tatuador que coloque una etiqueta temporal del tatuaje en la ubicación prevista antes de realizarlo con tinta permanente, así se puede estar seguro que es exactamente lo que uno quiere
- Medir nuestra glucemia para asegurarnos que estamos con un buen nivel y consumir hidratos de carbono para evitar una hipoglucemia si los valores son bajos. Preguntar cuánto tiempo durará la sesión para poder monitorear mejor nuestros niveles de glucemia.
- Dependiendo del tamaño y los detalles del tatuaje, el tatuado podría durar un buen rato. Tener a mano el glucómetro y alimentos de refuerzo para controlar una posible hipoglucemia (y diferenciarla de una “sensación de bajada” por la impresión si somos propensos a confundir los tantos).
Los días posteriores:
Seguir las instrucciones de higiene y cuidados al pie de la letra para una mejor cicatrización y recuperación.
Posibles complicaciones y aspectos a tener en cuenta:
- Ciertas áreas en el cuerpo pueden ser más complicadas para tatuar que otras por su baja circulación sanguínea, lo cual hace que sean más susceptibles a infecciones: pies, pantorrillas, tobillos y nalgas.
- Si el color rojo de la zona del tatuaje no disminuye poco a poco o se vuelve doloroso, realizar una consulta médica para descartar una infección ya que una demora hará que cueste más controlar la infección y aumentarán los riesgos.
- Si el tatuaje se infecta, aumentar la frecuencia de controles de glucemia y hacerse la prueba de cetonas. Si los niveles de glucemia son altos y hay cetonas en sangre u orina, hay que acudir al médico inmediatamente.
ANA ADMIRO TU VALENTÍA!!
YO HE TENIDO TANTO DOLOR FÍSICO, QUE POR NADA AGREGARÍA OTRO TANTO POR UN TATUAJE.
REALMENTE TE QUEDÓ BONITO, Y CREO QUE EL OBJETIVO ES LOABLE.
INDEPENDIENTEMENTE DE VIVIR O NO CON DIABETES, NO ME TATUARÍA A MENOS QUE FUERA ALGO EXTRAORDINARIO.
Y AUNQUE COMPARTO CONTIGO QUE HAY EXCELENTES TATUADORES Y DISEÑOS, NI AÚN ASÍ ME ATRAEN.
TENGO UNA PULSERA QUE SIEMPRE TRAIGO PUESTA CON TODA LA INFORMACIÓN POR LA DIABETES Y EL HIPOTIROIDISMO. YA PUEDO DECIR QUE FORMA PARTE DE MI. NO ME LA QUITO.
Que lindo artículo!! Yo hace rato quiero hacerme algo así, pequeño, que identifique mi enfermedad pero siempre está ese miedo. Gracias por contar tu experiencia!!
Me alegro que lo encontraras útil!
Buenísimo el aporte. Un cordial saludo.