Todo es según el color…

… del cristal con que se mira.

Todo empezó el domingo con una sensación de dolor en la boca del estómago. No había comido nada fuera de lo común y tampoco nada en tal cantidad que me hiciera pensar que “me había caído mal”.

Un par de días después todo seguía igual. Ni nauseas, ni descompostura. Sólo un poco de dolor y pocas ganas de comer.

Como el miércoles la glucemia había empezado a subir un poco más de lo habitual y costaba un poco más que bajara consideré prudente hacer una consulta. En el hospital me derivaron a clínica médica, esperé pacientemente que llamaran mi número, le conté al médico mis síntomas (en realidad, “el” síntoma y la ausencia de otros) y me aguanté que me mirara con cara de “esta mujer es una exagerada”. Sertal y a casa.

Al día siguiente empezó el decaimiento general. Tal vez un poco de temperatura. La glucemia se disparó a las nubes y pensé: “Gripe”. Seguía sin ningún síntoma agudo que, en mi opinión, justificara tener que soportar nuevamente la larga espera en el hospital para que terminen mandándome de regreso a casa con instrucciones de volver si el cuadro empeoraba. Decidí ajustar el esquema de insulina a modo “peste” y bancármela lo mejor posible. Todo el fin de semana estuve igual y era claro que algo tenía, pero no me sentía con fuerzas de enfrentar una guardia típica de fin de semana…

A esa altura ya pensaba que podía ser algo de origen viral y el lunes decidí ir al servicio de infectología, armada con un libro y mucha paciencia. Un par de horas después me atendió una doctora que, ¡oh! ¡casualidad!, también tenía diabetes tipo 1 y en cuanto mencioné mi glucemia fuera de control empezó a preparar la orden de laboratorio. No estaba segura si era por su especialización médica o sus 20 años con diabetes, pero agradecí que tuviera claro lo que podía estar pasando.

Laboratorio, extracción de sangre, espera para los resultados y de regreso al servicio. Pero por la hora me derivaron nuevamente a clínica médica. Otras 2 horas de espera para que me vea una médica clínica que no tuvo mejor idea que decirme que no me preocupara por la glucemia alta, que no era tan terrible. Decidí que era hora de irme y de educada nomás no lo hice dando un portazo.

Al día siguiente regresé al servicio de infectología y, tras otra larga espera, me atendió otra doctora que hizo una buena revisación física, miró mis resultados de laboratorio y también prestó la debida atención a mis valores de glucemia. Efectivamente era un cuadro viral, simplemente había que tratar los síntomas y esperar que pase (y a esta altura lo peor ya había pasado).

Si la glucemia alta es un síntoma relevante, ¿por qué los médicos clínicos (por lo menos los que me han atendido a mí) no lo tienen en cuenta?

¿Por qué sistemáticamente minimizan la importancia que tiene para una persona con diabetes tratar de mantener sus valores dentro de ciertos rangos?

¿Será porque cuando aparecen las complicaciones ya no es su responsabilidad y son otras las especialidades que atienden a esos pacientes?

¿No tendrían que usar todos los médicos el mismo cristal para mirar al paciente, independientemente de su especialidad?

2 comentarios en “Todo es según el color…”

  1. Hola Ana!!! Digo:: Todos los medicos no estudian con los mismos libros????? Es una cuestion de criterios o de ganas de ejercer su profecion como deben?? Bueno, espero que te encuentres bien… Ahora te pregunto:: recien me estoy recuperando de gripe. Segun el medico que vino a ksa, cuando le dije mi condicion de DBT2, dijo que si el lunes seguia igual vaya a ver a mi Doc. Pregunto:: varian los valores de glucosa cuando hay gripe o alguna infeccion??? Gracias Ana. Que sigas bien. Abrazo grande y Cuidate

    1. Si, Ralph!!! A veces la glucemia alta sin explicación aparente es el primer síntoma de un proceso viral, bacteriano, etc. Lo ideal es preparar junto con el médico un «plan de contingencia»: posible modificación en medicación, comidas, ingesta de líquidos, etc. y tener bien claro qué síntomas tratamos en casa y cuáles son señales de alarma (con luces y sirenas) para llamar al médico de inmediato o ir a la guardia.

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