¡De nuevo! ¿Durará mucho? Espero una hora y nada… ¡Justo ayer retiré la insulina del mes!
Chequeo el plan de contingencia: ¿Tengo suficiente gel refrigerante en el freezer?
¿Dónde quedó la conservadora?
Decido bajar los 7 pisos (que después tendré que subir) y le pregunto al encargado… Parece que el corte es general y no saben cuánto va a durar.
¿Y si no lo arreglan hoy? Plan de contingencia B: llamo a mi madre a ver si ellos tienen luz. Por suerte zafaron.
Recordatorio a la familia: “¡Abran la heladera lo menos posible!”
Pasan las horas y todo sigue igual. Prendo velas (de todo tipo).
Me asomo al balcón. Boca de lobo para donde mire.
Organizo la cena (por suerte había sobras en la heladera) y pienso que por las dudas mejor pasar la insulina a la conservadora después de cenar. El freezer debería mantener el gel de recambio unas horas más si esto se alarga… Y si mañana no hay novedades llevo la insulina a lo de mis padres.
Nos sentamos a comer, todos protestan por las sobras, pero no demasiado. ¡A los pocos minutos vuelve la luz y yo respiro aliviada!