Regalo inesperado

Navidad en familia. Papá Noel reparte los regalos y, amigo invisible mediante, cada uno de los adultos abre el suyo. Los más chicos se sientan en el piso para abrir sus paquetes y disfrutamos sus caritas de alegría. Papá Noel se retira entre las sombras, feliz de poder guardar la barba y el caluroso traje hasta el año próximo (que le tocará a otro)…

Hay un sobre con mi nombre, pero yo ya tengo mi regalo en la mano… ¿Qué es esto? Lo abro y encuentro un montón de hojas impresas, busco mis lentes y empiezo a leer: son descripciones y cuadros comparativos de monitores continuos de glucosa (CGM)… Veo los precios y me asusto…

Mis hipoglucemias son casi siempre asintomáticas (y frustrantes) y por lo que veo realmente podría ser muy útil. Pero, ¿puedo hacer frente a un gasto de este tipo? No es un gasto por única vez…

Mis padres y mi hermana me explican que mis hipoglucemias les preocupan y que me quieren regalar el CGM y hacerse cargo del costo de los insumos… Una avalancha de emociones me aplasta y me deja sin habla… Siento que es demasiado, no deberían tener que hacerse cargo de un gasto tan importante, debería haber otra forma…

Pero por el momento no hay otra forma. La ley es vieja y esta tecnología no existía cuando se sancionó. La obra social no lo cubre, ni siquiera en forma parcial.

Decido estudiar las especificaciones para elegir uno y agradezco eternamente la oportunidad que me dan.

¡Gracias!

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