A veces es tan simple como eso: elegir adoptar una actitud positiva o una negativa ante determinada situación.
Yo no estoy enferma. Tengo una enfermedad crónica.
¡Y no es lo mismo!
Cuando estoy enferma (y me enfermo como cualquier otra persona) me siento mal, no tengo ganas de hacer nada, quedarme en cama no es una elección y esos días no se logra nada productivo…
Tengo diabetes, pero me siento bien la mayor parte del tiempo, trabajo, entro y salgo de mi casa cuando quiero, decido quedarme en la cama un domingo simplemente porque tengo ganas y aprovecho para ponerme al día con la lectura…
Las palabras “sufrir” y “padecer” generalmente se asocian con las enfermedades, y veo que mucha gente se refiere así a su diabetes o la de otros: “padezco diabetes”, “mi madre sufre esta enfermedad”, “compañeros de padecimiento”, “también sufro de diabetes” …
No puedo dejar de sentir que desde el punto de partida algunas personas se paran en un lugar de negatividad… y de pasividad: es algo que me pasa y que no puedo dejar de sufrir o padecer.
A nadie le gusta tener diabetes, nadie lo disfruta y es cierto que muchas veces la diabetes nos puede obligar a posponer o reorganizar algunas cosas, pero no es una limitación que no se pueda manejar (hasta cierto punto y dentro de ciertos límites). Hay que planificar y organizar nuestra vida siempre teniéndola en cuenta y sabiendo que nos acompaña a sol y a sombra. Pero también puede ser una influencia positiva: nuestra alimentación es más saludable, tratamos de mantener horarios regulares, nos cuidamos y hacemos actividad física, aunque sea por obligación, y todo eso nos beneficia…
Si pensamos que la diabetes nos obliga a dejar muchas cosas que nos gustan, la otra cara de la moneda es que también nos abre la posibilidad de probar e intentar cosas nuevas que sin la diabetes tal vez no habríamos siquiera pensado que existen. Y podemos llegar a disfrutar esas caminatas que nos dan la oportunidad de reflexionar, de regalarnos una hora todos los días para estar con nosotros mismos o simplemente para planificar una cena en familia, el próximo cumpleaños o el siguiente proyecto de manualidades.
La elección es nuestra: la sufrimos y la padecemos o la hacemos parte de nuestra vida cotidiana, con sus caprichos y sus mañas, y simplemente dejamos que nos acompañe sin adueñarse de nuestra vida.
Absolutamente de acuerdo!!!
Fui diagnosticada con Diabetes Tipo 2 el año pasado. Todavia no tengo que usar insulina (y no quisiera llegar a eso)..pero cambió mi vida por completo, y para bien…
Cambio de alimentación, ejercicio, bajé casi 30 kilos, subió mi autoestima y ahora soy otra persona…Tu blog es inspirador y ayuda muchisimo..GRACIAS
Mi filosofía y lo que quiero transmitir ☺
Hermoso Ana! Asi es y debe ser. La vida es una invitación con matices increibles.Claro que nuestra actitud es fundamental! Me paro y detengo en que no la padezco ni la sufro, es un desafió y me gusta.En este caminar encontre innovaciones, nuevas puertas y todas para mejor! Todos deben con o sin diabetes tener una vida saludable.
Un abrazo y Gracias!
Totalmente de acuerdo contigo Ana, me siento alineada con tus pensamientos y SIEMPRE LO PROCLAMO ASÍ…
Soy una persona con diabetes, pero NO SOY una diabetes con persona!
La actitud con la que nos enfrentamos a la enfermedad, muchas veces, generalmente, está asociada a cómo nos enfrentamos a la vida misma.
Y todo esto se puede trabajar… podemos educar nuestras elecciones, porque todo parte de los pensamientos que elegimos tener ante cada situación. También está relacionado en cómo gestionamos nuestras emociones.
Vivir con diabetes no impide llevar una vida saludable, y conseguir cada cosa que nos propongamos.
Enhorabuena Ana por tus palabras y tu forma de verte y enseñar a verse a los demás!
Abrazos desde Madrid
Pilar Martínez Gimeno