Limpiando el freezer

Ya era hora. Lo detesto, pero llega un punto en que no queda otra y hay que hacerlo. Y mientras batallaba con el hielo acumulado (freezer viejo) pensaba…

Esta es una de esas tareas para nada entretenidas que se van relegando y posponiendo con mucha facilidad y siempre hay una excusa a mano:

– Antes de hacer la compra grande para el mes…

– Mejor la semana que viene que voy a tener más tiempo…

– Hoy se hizo tarde y mejor empiezo a preparar la cena…

¡Siempre hay una buena excusa! Hasta que llega el momento de buscar ese paquete de salchichas o la bolsita con cebolla picada o [completar con lo que corresponda] que sabemos que está, pero no podemos encontrar…

¡Cuántas veces lo hacemos con tantas otras cosas! El cajón de la cocina destinado a “objetos varios” (es decir, todo lo que no sabemos para qué guardamos y que seguro necesitamos el día después de haberlo tirado a la basura), el cajón de la mesita de luz, el estante más alto de la alacena, etc., etc., etc.

Pero creo que no es casualidad que suele suceder con aquellas cosas que no vemos todo el tiempo. Están guardadas, con distinto grado de orden o desorden, y podemos ignorarlas… ¡a veces muchísimo tiempo!

Y aunque me gustaría, la diabetes no es algo que puedo guardar en un cajón y ordenar otro día. No puedo tomarme un descanso y dentro de una semana o un mes, cuando tenga ganas y/o tiempo, sacar todo y volver a guardar lo que voy a usar y tirar el resto. Es un espacio que tiene que estar siempre ordenado y listo para usar.

Aunque se haya convertido en una rutina que cumplo casi automáticamente día tras día, no se puede posponer. ¡Y mucho menos delegar! Porque si lo hago, la única que se perjudica soy yo.

1 comentario en “Limpiando el freezer”

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