Todo lo que nos pasa va a parar a esa gran bolsa que lleva el nombre de Diabetes.
Si nos duele la cabeza, ¿será por la diabetes?
Si nos aparecen puntos rojos en la espalda, ¿será por la diabetes?
Si se nos cae el pelo, ¿será por la diabetes?
Si nos duele la cadera, ¿será por la diabetes?
…
Tenemos diabetes, eso ni dudarlo. Pero nuestro cuerpo es más que nuestro páncreas que funciona mal o que directamente no funciona. Y nos pueden pasar las mismas cosas que les pasan a las personas que no tienen diabetes. Podemos enfermarnos de cualquier cosa o tener otros percances como cualquiera.
Como la diabetes es muy metiche y siempre nos acompaña a todos lados, puede complicarnos las cosas a veces ya que siempre la tenemos que tener en cuenta, bancarnos que participe de todo lo que nos pasa y que eternamente quiera ser el centro de atención.
Si nos enfermamos, tenemos que cuidar mucho que la medicación que nos den se lleve bien con la diabetes para que no interfiera con su manejo.
O si nos fracturamos una pierna y vamos a tener que estar quietos un tiempo, vamos a tener que ajustar nuestras comidas y la insulina para que la diabetes no nos haga una escena de celos y la glucemia se nos dispare a las nubes.
O si nos tropezamos y nos hacemos un raspón en la rodilla, no nos podemos descuidar y vamos a tener que estar un poco más atentos que otros al proceso de cicatrización…
La diabetes es compleja, mañosa, impredecible… Pero no podemos achacarle todo lo que nos pasa.
Naturalmente es lo primero que se nos cruza por la cabeza, pero tenemos que tratar de tomar distancia y correrla del lugar de prima donna o diva que le gusta ocupar.
Somos mucho más que nuestra diabetes, tanto en lo físico como en lo emocional.
Nosotros somos los que estamos al volante, nosotros somos el adulto a cargo, no nuestra diabetes.
Siempre dando en lo certero! Este articulo moviliza y permite separar las cosas! Gracias Ana!