Hay días en que la glucemia se parece mucho a la Gran Muralla China: imposible de traspasar.
El glucómetro nos dice que la glucemia anda paseando entre las nubes, a veces sin explicación o justificación aparente, y nos abocamos a las tareas de saneamiento y corrección: X unidades de insulina rápida según la tabla que nos dio el médico, y a esperar…
Dos horas después el 280 se ha convertido en un 274 y pienso: “¿Corrijo de nuevo o sigo esperando?” En teoría todavía tengo insulina “en circulación” y debe estar escondida en algún rincón esperando… pero ¡qué #@&%# está esperando para ponerse las pilas y bajar la glucemia es un misterio!
Bueno, mejor tratar de retomar la rutina, caminar un rato y aprovechar para ventilar y oxigenar el cerebro y a medirme de nuevo … ¡246 y ya pasaron casi 4 horas desde la última dosis!
¿A qué está jugando? ¿A las escondidas? Comida liviana, corrección de glucemia y dosis para la comida, espero 30 minutos y a comer. Dos horas después la glucemia, obviamente, está un poco más alta, pero ya no hay número que sorprenda y la muralla de la glucemia parece más sólida e impenetrable que nunca.
30 vueltas a la manzana (por suerte a esa hora los encargados de los edificios vecinos no están y no siento que murmuran “ahí va la loca de nuevo”), espero una hora y me vuelvo a medir: 231… ¡Me está tomando el pelo! Cambié la pila la semana pasada. Las tiras no están vencidas y estuvieron guardadas correctamente. Me lavé las manos 2 veces antes de medirme. Siento que estoy tratando de derribar la Gran Muralla disparando salvas…
A esa altura ya no me importa nada. ¡Quiero que la glucemia vuelva a niveles normales YA! Todo pensamiento racional y lógico sale disparado por la borda y vuelvo a corregir sin tener en cuenta si hay o no insulina en circulación. ¡Me ganó por cansancio!
Y obviamente el resultado es que toda la insulina que parecía estar agazapada quién sabe en qué recóndito lugar decide ponerse en actividad toda junta y en una hora tengo que empezar a remontar una hipoglucemia que es tan testaruda como su hermana hiperglucemia y las siguientes horas se van tratando de mantener mi glucemia como puedo lo más cerca posible de 80…
Es tal cual! Espero que no me pase con las correcciones, fui muy prudente.. Pero ahí está la diabetes lista para demostrar que (todavía) no tengo el control.. Besos Ana.. Tus posts son geniales!
«Control» creo que no tenemos nunca, pero que le tomamos la mano tenelo por seguro. Besos, Ini!
Super interesante el post!!!