Un viaje o las vacaciones pueden planificarse a veces con mucha antelación y otras veces simplemente decidimos en el momento tomar unos días o aceptar una invitación para visitar amigos o familiares, preparamos los bolsos y partimos.
Con un poco más o menos de estructura mental o con papel y lápiz (todavía se hace, ¿no?), todos tenemos una lista de cosas que vamos a llevar y vamos completando y tildando: ropa adecuada al destino y la estación del año, accesorios varios, cables y adaptadores para los electrónicos que nos acompañan, artículos de tocador, medicamentos…
Si viajamos con hijos pequeños (y a veces no tanto), los distintos “rubros” pueden multiplicarse, sumado a lo que hay que dejar preparado en casa: ¿Quién viene a regar las plantas? ¿Quién se queda con el perro? Vaciar la heladera, suspender el diario (si, muchos todavía lo leen en papel), cerrar las llaves de paso del agua y del gas… Definitivamente a partir de cierta edad, ¡es más difícil improvisar!
Como la diabetes también viaja con nosotros hay que llevar todo lo que vamos a necesitar: insulina, tiras reactivas, lancetas, barritas y/o jugo por si tenemos una hipoglucemia o tenemos que improvisar una colación o comida debido a un retraso… Esta lista puede ser más larga y tal vez es la que más preocupación nos produce ya que no hay mucho margen para improvisar: si nos quedamos cortos con algo hay que comprarlo y cruzar los dedos para que la obra social o prepaga nos reintegre el gasto al regreso…
Probablemente peque de exagerada, pero yo preparo siempre una lista de control antes con todos los cálculos (matemáticos, no a ojímetro). Con la lista en la mano voy separando con bastante anticipación lo que voy a llevar, y si falta algo de esa forma tengo tiempo de pedir la orden del médico y pasar por la farmacia.
Por algún motivo que debe haber estado justificado en su momento, pero que después de tanto tiempo de hacerlo no puedo explicar, aplico la regla del 10% o la del 20%, dependiendo del tiempo que voy a estar lejos de casa. Si es una semana o menos llevo 10% más de lo que voy a necesitar y si el viaje es más prolongado, calculo un 20% extra (redondeando siempre para arriba).
¿Ejemplos concretos?
En 7 días uso entre 28 y 35 tiras: tengo que llevar 39 tiras para un viaje de una semana o 42 si son más días…
Entre la insulina (en su estuche refrigerante), las tiras reactivas, lancetas y agujas, sensores, sets de infusión, aplicadores, etc., etc., etc., el bolso de mano se llena en un santiamén y no queda mucho lugar para otras cosas…
Qué hermoso servicio ANA!! MUY útil esto de hoy.Un abrazo.
…y qué razón tendrás! me quedé sin tiras reactivas en el medio de Alemania! Por supuesto que el medidor de glucemia que compré en «ya no me acuerdo en que ciudad», no sirve para Argentina… no se venden acá ni ese modelo ni sus tiras reactivas y no creo que vuelva por esos lares…
La próxima… a armar el bolso de mano en tiempo y forma!