Todo empezó como un resfrío, o eso pensé.
Dicen que los resfríos duran 7 días tomando remedios y una semana sin tomarlos. Por lo que era cuestión de tener paciencia y bancarmela lo mejor posible aliviando los síntomas.
10 días después todo seguía igual, y ahora se había sumado la tos… además del calor sofocante. Estaba muy molesta y fastidiosa, especialmente de noche, pero además de sentirme bastante cansada (que yo atribuía a lo mal que estaba durmiendo), nada parecía muy distinto de otros resfríos.
15 días y la cosa no parecía mejorar. Obviamente a esa altura, y antes también, tendría que haber hecho una consulta médica. Como eran las fiestas y teníamos la casa llena, sumado al trabajo y la mala dormida, no me extrañaba estar cansada. Insisto, además de la molestia de la tos y el dolor de espalda no me sentía taaaan mal.
Tener que ver a un médico por guardia no es lo que más me gusta, pero para allá partimos. Examen médico y a rayos. Vuelta al consultorio: es bronquitis. OK. Nunca tuve. ¿Qué me van a dar?
Le recuerdo una vez más al médico que tengo diabetes. “No se preocupe, señora. Lo tengo presente.”
Y agrego: “Corticoides no, por favor.” (Eso ya lo aprendí.)
Me da la orden para los remedios con sus instrucciones y partimos a la farmacia.
En casa saco todos los prospectos y los leo por las dudas. Contraindicaciones… Reacciones adversas… Interacciones intermedicamentosas (por las dudas y de obsesiva nada más)…
Siempre pienso que al médico de guardia se le puede haber pasado algo. Y en general insisto bastante con que si me tienen que medicar con algo que no sea un simple analgésico, que no sea contraproducente para mi diabetes… ¡Bastante con estar enferma y que sea más difícil de lo usual manejar los niveles de glucosa!
Ana , me encantan tus escritos…algunos son el vivo reflejo de como me siento a veces…gracias por compartir.
Maria Rosa.
Nuestras experiencias personales son únicas, pero al mismo tiempo compartidas por tantos, no?
Muy lindo y simple.Como la vida.