Aunque soy activa no soy lo que se dice «deportista» y después del secundario no he vuelto a practicar deporte alguno.
Las clases en el gimnasio siempre me resultaron aburridas y aunque lo intenté muchas veces nunca logré ser constante.
Realmente envidio a la gente que lo disfruta, no a la que lo hace por obligación 3, 5 o 7 veces a la semana como si fuera una penitencia que hay que cumplir. Envidio a la gente que juega al tenis o al fútbol, que hace natación o remo, que sale a correr (y no porque pierde el tren o el colectivo) y que en forma rutinaria practica tantos otros deportes porque verdaderamente se siente bien haciéndolo.
Mi deporte favorito es un sillón o reposera en compañía de un buen libro. He viajado al pasado y al futuro, y he viajado por todo el mundo. He bailado en grandes fiestas en salones medievales, he participado en batallas bajo el sol del Mediterráneo, he surcado los mares en carabela, bergantín, fragata y muchos más, he comido con piratas, príncipes, mercaderes y campesinos, he sido testigo de muchos de los acontecimientos más importantes de la historia del mundo… ¡Todo sin moverme del sillón!
Eso sí, me gusta bailar… y es el único “deporte” que practico y disfruto.